Las oficinas y los espacios comerciales deben velar por una buena calidad del aire
Por la transmisión aérea del virus, un correcto mantenimiento de aires acondicionados y otros sistemas de climatización puede ayudar a conservar la calidad del aire y disminuir el riesgo de contagio de la enfermedad.
Los negocios y las oficinas deben tomar medidas especiales de prevención contra el coronavirus para impedir que recircule constantemente el mismo aire y posibles rebrotes de la enfermedad derivados del efecto del virus en movimiento en el espacio cerrado.
Revisión profunda de las instalaciones, ventilación natural y control de la humedad son algunas de las recomendaciones de Rentokil Initial en aras de una prevención integral.
El COVID-19 ha tenido un enorme impacto en múltiples sectores, sobre todo en el sanitario y el económico. Si bien cada vez existe un mayor conocimiento del virus y de sus características, aún persiste un gran riesgo de propagación y contagio, con nuevos brotes ya detectados en países de Europa y Asia.
La reactivación económica pasa por la adopción de medidas preventivas que reduzcan los posibles contagios en espacios cerrados con densidad de público. A la distancia social, el correcto lavado de manos y el uso de guantes y mascarillas hay que sumar un adecuado mantenimiento de los aires acondicionados y otros sistemas de climatización, sobre todo teniendo presente que ya ha llegado el verano y que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de las vías principales de transmisión es la aérea, a través de las gotas respiratorias.
Siguiendo las recomendaciones del Ministerio de Sanidad y del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la multinacional especializada en control del plagas e higiene ambiental, Rentokil Initial, ha preparado una serie de consejos para garantizar que las instalaciones de climatización en negocios y oficinas operen adecuadamente y se reduzca así el riesgo de contagios este verano:
Realizar un adecuado mantenimiento preventivo antes de la reapertura: Esto incluye una revisión general de la instalación completa, la purga del aire interior del edificio y del sistema de ventilación y la limpieza de rejillas, difusores, filtros y baterías.
Controlar la cantidad de aire por ocupante: Para ser considerado un aire de buena calidad, se recomienda que haya un mínimo de 12,5 l/segundo de renovación de aire por cada ocupante en espacios cerrados. Esto se puede lograr aumentando la ventilación del espacio o reduciendo los aforos.
Garantizar caudales máximos de ventilación: Los equipos encargados de renovar el aire deben funcionar en condiciones óptimas y con mínimas pérdidas de carga. En las oficinas se deben activar los sistemas de ventilación a su máximo caudal 2 horas antes/después de la apertura/cierre del centro de trabajo. En las horas restantes, se debe mantener el sistema funcionando a bajo caudal, aunque por encima del 25% del caudal de aire nominal.
Reducir la recirculación de aire: Se debe dar prioridad al aire exterior en detrimento de la recirculación de aire.
Mantener de forma permanente sistemas de extracción de aire para los aseos y vestuarios: Estos sistemas de extracción deben permanecer activos las 24 horas del día y los 7 días de la semana. De esta forma, se contribuye a disminuir el riesgo de contaminación por vía fecal-oral.
Aumentar la ventilación natural: La renovación de aire por ventilación cruzada baja la cantidad de contaminantes, por lo que, incluso en edificios que disponen de sistemas de ventilación mecánica (unidades de tratamiento de aire exterior, ventiladores/extractores, unidades autónomas de ventilación), se recomienda abrir regularmente las ventanas para permitir la entrada de aire exterior.
Conservar las temperaturas de consigna y la humedad relativa en sus valores habituales: Se recomienda no cambiar los puntos de consigna, tanto de refrigeración como de calefacción. De igual forma, los rangos reglamentarios de humedad relativa en vigor -de 30% a 70%- son considerados adecuados.
Activar de forma continua las unidades terminales con recirculación de aire en espacios que ya dispongan de ventilación exterior: Los fancoils, las unidades interiores de expansión directa, los splits, entre otros, deberían funcionar de manera continua cuando los locales están ocupados. La acción de estas unidades, en conjunto con los sistemas de ventilación mecánica, disminuye el riesgo de suspensión de agentes contaminantes y favorece su eliminación.
Incrementar la filtración del aire recirculado en equipos centralizados: Se recomiendan las tecnologías filtrantes con la menor pérdida de carga.
Utilizar unidades portátiles con filtros de alta eficiencia HEPA: Esto aplica especialmente en aquellos espacios que tienen ventilación insuficiente y en los que es necesario recurrir a unidades complementarias. Los filtros HEPA deben tener una filtración altamente eficiente del aire, con capacidad de retención de aerosoles superior al 99,95%, según la norma UNE1822.
Ventilar durante 4 horas, tanto de forma forzada como natural, los espacios donde se haya alojado una persona infectada con COVID-19. En los protocolos de desinfección del espacio se deberían incluir las rejillas de impulsión y retorno de aire, la extracción, limpieza y desinfección del filtro de la unidad interior si la hubiera (fancoil, split), y la limpieza y desinfección de la unidad interior.
Fuente Comunicae