¿Qué es una ciudad inteligente?

Las ciudades inteligentes son una realidad. La tecnología es una herramienta imprescindible para nuestra vida. Solo hay que ver la enorme cantidad de elementos tecnológicos que nos rodean, como los ordenadores, electrodomésticos, televisores, automóviles inteligentes, sistemas de ahorro energético, etc.

La idea de una ciudad inteligente, en la práctica, más que bonita, es obligatoria. Se dice que contribuirán a mejorar el medio ambiente, las comunicaciones, la movilización, la salud, la gestión de los recursos y la participación ciudadana.

Hoy es un tema que está en lo más alto de las tendencias y muchas personas están interesadas. Por eso, a continuación, explicaremos qué es una ciudad inteligente, cómo es vivir en una y sus respectivas ventajas.

¿Qué es una ciudad inteligente?

Una ciudad inteligente es aquella que usa y aprovecha las tecnologías de la información, comunicación e innovación para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

Smart City

En una Smart City las herramientas digitales y tecnológicas se integran a los sistemas cotidianos, como los servicios o el transporte, para promover prácticas de convivencia y desarrollo eficientes y sostenibles.

En las Smart Cities se gestionan las tecnologías para abordar los desafíos urbanos de la ciudad, como la gobernanza, economía, medio ambiente y seguridad, interactuando con una variedad de elementos innovadores, como los dispositivos móviles, ordenadores y vehículos, para incentivar una manera de vida más eficiente.

El objetivo, como mencionamos, es crear ciudades más sostenibles –social, económica y medioambiental–, seguras e inteligentes aplicando estrategias tecnológicas, como el Internet, Big Data, Inteligencia Artificial, o la cadena de bloques, permitiendo un control más alto de las rutinas cotidianas y gestión competente de los recursos.

¿Cómo es vivir en una ciudad inteligente?

Si bien hay proyectos, como innovasur, que están promoviendo encarecidamente las ciudades inteligentes, muchos se preguntan cómo es realmente vivir en ellas.

En pocas palabras una alta calidad de vida, una interacción continua con las herramientas tecnológicas, informativas y de comunicación, tomas de decisiones más acertadas y un crecimiento personal asiduo.

Lo anterior se traduce en la manera en que se gestionan los recursos en las ciudades inteligentes. Por ejemplo, los dispositivos que ahorran energía y consumen eficientemente los recursos, como el agua, así como vehículos eléctricos, equipos que reducen los niveles de contaminación o fomentan el reciclaje, tienen más protagonismo y forman parte de la rutina de todos los ciudadanos.

En el ámbito económico, no solo son más competentes, también son más sostenibles. Cada decisión se toma utilizando Big Data, modelos de predicción y participación de la población mediante el Internet.

Las empresas están comprometidas con el medio ambiente, en especial la reducción de la contaminación y la emisión de gases. Lo mismo sucede con las propiedades e infraestructuras.

En una ciudad inteligente, la movilidad es innovadora y digitalizada. En algunos casos se sustituyen los conductores por transportes automatizados, interconectados mediante una base de datos, y con diseños amigables con el medio ambiente para reducir la emisión de los gases CO₂.

La atención sanitaria da un salto de calidad. Elementos como la telemedicina y teleasistencia son claves en la atención de los ciudadanos, en especial los más alejados de los hospitales. El contacto institución-paciente es directa y más eficiente. Por ejemplo, en caso de que una ambulancia vaya a atender una emergencia o buscar un herido, en los vehículos de los conductores se enciende una alerta para que se desplacen a un lado y dejen pasar al medio de transporte de mayor prioridad.

Ventajas de una ciudad inteligente

A simple vista, una ciudad inteligente parece un capricho o una película de Hollywood. Sin embargo, en la práctica, estos cambios y transformaciones tecnológicas son beneficiosas.

¿Qué es una ciudad inteligente?

 

El medio ambiente es, quizás, el más favorecido. El aprovechamiento de energías renovable, la implementación de modelos e infraestructuras sostenibles, así como el protagonismo de los vehículos no contaminantes, influyen positivamente en el entorno.

Los servicios públicos están a otro nivel. Utilizar el transporte interurbano no es lo mismo si sabes a qué hora llega, cuáles son los pasajeros montados, quién maneja y cuánto durará en llegar a su destino. Lo mismo con servicios como el agua, la electricidad y atención sanitaria. Dado que son más eficientes, se aprovechan al máximo y cuestan menos dinero.

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