Uno de los principales problemas medioambientales que afecta a muchas regiones del mundo es la denominada lluvia ácida. Este término engloba a cualquier precipitación ácida, no sólo a la lluvia, sino también niebla, nieve ácida e incluso deposición seca.
En muchas ocasiones la lluvia ácida tiene lugar lejos de las fuentes de emisión de la contaminación, lo que demuestra que el problema está globalizado a escala mundial.
Causas de la lluvia ácida
En general, la lluvia siempre es ácida debido a la disolución del dióxido de carbono (CO2) en el agua, lo que proporciona un valor de pH de 5.6 al agua de lluvia sin contaminar. Hablamos de lluvia ácida cuando el pH es inferior a 5. El pH más bajo registrado en agua de lluvia ha sido 2.4, en Escocia en 1974.
Los dos ácidos predominantes en la lluvia ácida son el ácidos nítrico (HNO3) y el ácido sulfúrico (H2SO4). Se forman por la oxidación de dos de los principales contaminantes gaseosos de la atmósfera, el dióxido de azufre (SO2) y los óxidos de nitrógeno (NOx), dando lugar a los nombrados ácidos en diversos procesos que implican transformaciones químicas de los elementos. Por ejemplo, una de las etapas del ciclo del azufre consiste en la oxidación del dióxido de azufre (SO2) en la atmósfera para producir trióxido de azufre (SO3), que reacciona violentamente con el agua atmosférica para formar el ácido sulfúrico (H2SO4) que encontramos en la lluvia ácida.
Consecuencias de la lluvia ácida
Los efectos de la lluvia ácida dependen en gran medida del tipo de suelo sobre el que se produce.
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- En suelos de granito o cuarzo la lluvia ácida causa grandes estragos, ya que estos suelos no son capaces de neutralizar el ácido.
- En los suelos calizos el ácido puede neutralizarse y su efecto es menor. Sin embargo, esta neutralización produce la disolución de la roca caliza y es la responsable del deterioro de las estatuas de piedra en muchas ciudades del mundo.
Una de las consecuencias de la lluvia ácida es la acidificación progresiva del agua de ríos y lagos, que afecta a muchas especies de peces y plantas acuáticas que los habitan, son seres vivos sensibles y, en los peores casos, la lluvia ácida provoca la muerte de una gran parte de su población.
El efecto más importante sobre la flora terrestre de la lluvia ácida es el lixiviado (eliminación) de nutrientes de los suelos, tales como el potasio, calcio y sodio. Esto que provoca que la vegetación esté mal nutrida y sea más vulnerable a plagas, enfermedades y a periodos de sequías o heladas.
Además, con el ácido se libera el aluminio que al ser absorbido por la vegetación impide su crecimiento. Si el agua de lluvia ácida arrastra el aluminio disuelto hasta los ríos y lagos provoca también el envenenamiento de un gran número de especies acuáticas.
Por todo esto, podemos decir que la lluvia ácida es uno de los principales problemas medioambientales de la actualidad.