En el Día Mundial del Medio Ambiente, vuelve a ponerse de relieve la importancia del uso de energías renovables, al ser recursos limpios e inagotables que proporciona la naturaleza. Se estima que, en 2030, el 74% de la electricidad procederá de fuentes renovables, y el objetivo en 2050 es que sea del 100%. España tiene el potencial para convertirse en un referente de las energías sostenibles gracias a las 2.500 horas de sol al año con las que cuenta
“Una sola tierra” vuelve a ser el lema del Día Mundial del Medio Ambiente este año, una consigna que destaca la necesidad de vivir de forma sostenible a través de cambios sustanciales impulsados por las políticas de los gobiernos, pero también por los cambios que está adoptando la sociedad para seguir estilos de vida más sostenibles.
Para ello, la búsqueda y utilización de energías renovables, como la fotovoltaica, es cada vez más habitual al ser más respetuosas con el planeta. Según está previsto en los presupuestos a nivel europeo, el objetivo para el año 2030 es que el 74% de la electricidad que se produzca proceda de fuentes renovables, mientras que en 2050 será el 100%. Nuestro país ya apuesta por la energía solar como la principal fuente de producción energética. Actualmente, España se encuentra en el tercer puesto de la potencia fotovoltaica instalada en Europa, según el informe anual de ANPIER, y en 2021 fue el segundo país de la UE en cuanto a nueva capacidad instalada (3,8GW), superada únicamente por Alemania con 5,3GW instalados en ese mismo año.
España tiene el potencial para convertirse en un referente de las energías sostenibles maduras. Un aspecto que asegura su competitividad son las 2.500 horas de sol al año con las que cuenta, que lo posicionan en uno de los países mejor dotados para llevar a cabo la transición energética, muy por encima del resto de países europeos.
IMEnergy, empresa española de ingeniería y construcción de plantas fotovoltaicas, ha desarrollado un decálogo con los principales beneficios que se logran para el cuidado del planeta al utilizar de este tipo de energía:
- Evita la contaminación atmosférica. La energía fotovoltaica es una energía renovable y limpia, que no emite gases de CO2 a la atmósfera, por tanto, su utilización ayuda a reducir, de forma inmediata, la contaminación ambiental. La reducción de las emisiones de CO2 es el paso esencial dentro de los planes de descarbonización. Se calcula que las emisiones de gases efecto invernadero podrán reducirse en 2050 en un 90% respecto a 1990 según la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo (ELP).
- Inagotable. Al contrario que las fuentes tradicionales de energía como el carbón, el gas, el petróleo o la energía nuclear, cuyas reservas son finitas, la energía fotovoltaica es ilimitable.
- Una energía limpia y respetuosa con el medio ambiente. Los gases procedentes de la combustión de los combustibles fósiles provocan que la temperatura media del planeta aumente, lo que produce, entre otras cosas, alteraciones en las precipitaciones aumento del nivel del mar por el deshielo de los polos o fenómenos meteorológicos extremos. En cambio, la energía fotovoltaica no emite gases de efecto invernadero en su proceso de generación de la energía, por lo que supone una solución limpia.
- Evita la contaminación sonora. Otro de los beneficios de este tipo de energía es que su nivel de ruido es prácticamente nulo.
- Sin necesidad de transportarla. Una de las causas por las que el precio de la luz suele encarecer es principalmente por la necesidad de ser transportada desde el lugar que se genera hasta donde va a ser consumida. En el caso de la energía fotovoltaica se genera en el mismo lugar en el que va a consumirse.
- Contribuye al desarrollo sostenible. La energía fotovoltaica satisface las necesidades del presente sin comprometer su capacidad de cara a las futuras generaciones, garantizando el equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar social.
- Larga durabilidad de los paneles solares. El avance de la tecnología supone un ahorro en los costes, también hace que sea posible la creación de paneles solares que pueden tener una duración de hasta 30 años.
- Coste de mantenimiento mínimo. El coste de mantener las placas solares es relativamente bajo. Bastaría con una simple revisión anual, con la empresa instaladora, para asegurarse de que todo funcione correctamente.
- Mayor autonomía. Las instalaciones de generación de energía solar fotovoltaica hacen que las regiones sean más autónomas en cuanto al origen de sus recursos energéticos, y no dependan de otros países o regiones, así como de sus circunstancias geopolíticas.
- Disponibilidad mundial. En cualquier parte del planeta es posible el uso de paneles solares que faciliten el uso de esta energía, especialmente en aquellas áreas un mayor recurso solar, como en el caso de España, o en las que exista cierta complejidad para crear un sistema de cableado.
Fuente Comunicae