La sostenibilidad se ha convertido en la asignatura obligatoria del mundo entero. El riesgo del calentamiento global ha llevado a los consumidores a buscar opciones más saludables y sostenibles a los servicios y productos de siempre, mientras, las grandes, pequeñas y medianas empresas buscan también cómo modificar sus procesos para reducir emisiones, utilizar más materiales recicables y, en definitiva, contaminar menos.
Es algo que vemos incluso en restaurantes de cómida rápida, que están desechanddo los plásticos en pos de otros materiales biodegradables, e incluso lo vemos en el sector energético, con las renovables posicionándose como la gran esperanza para bajar una factura de la luz que está completamente desatada. De hecho, queremos quedarnos en este punto, en el sector de la energía renovable, para hablar de una de sus grandes estrellas, el hidrogeno verde.
Qué hay detrás del hidrógeno verde
Su nombre ya lo deja claro, aunque hay que analizarlo bien para entender el concepto. El hidrógeno, muchos sabrán, es el elemento químicmo más ligero que existe y, al mismo tiempo, es el más presente en nuestro planeta. Su combinación con oxígeno en las proporciones adecuadas genera agua, que se puede utilizar como fuente energética en un sinfín de sectores. Sin ir más lejos, los motores de hidrógeno han sido grandes impulsores de la carrera espacial, ya que eran los empleados en las lanzaderas espaciales.
La cuestión, no obstante, es que el hidrógeno solo es capaz de almacenar energía que se puede verter cuando sea necesario. Es lo que se denomina vector energético, no fuente energética. La guarda, pero no la genera. Por eso, para que tenga aplicación en una industria con fines energéticos, por ejemplo para que genere electricidad, necesita pasar por un tratamiento que le confiera esa capacidad.
En función de dicho tratamiento encontramos diferentes tipos de hidrógeno, el gris, el azul, o el que interesa de cara al factor sostenible: el hidrógeno verde. Este es el que se genera a partir de la electricidad que proviene de cualquier energía renovable. Para conseguirlo se recurre a la «electrólisis del agua», un proceso mediante el cual se separan el hidrógeno del oxígeno en el agua, pudiendo tener acceso a este vector energético en su estado más natural.
Para muchos, es la clave para frenar el avance del cambio climático. Este tipo de hidrógeno facilita la integración de las renovables en el sector eléctrico por su capacidad de almacenamiento, no emite ningún gas contaminante ni en su combustión ni en su producción y, además, ayuda a la descarbonización en sitios donde no se tenga acceso a fuentes energéticas renovables. Esos son los tres pilares sobre los que se sustenta como estandarte de las renovables. Aunque sus usos tienen más de un giro de tuerca extra.
Posibles usos
Uno de sus usos más importantes es como sistema de almacenamiento y transporte de energía. Como ya hemos comentado, al ser un vector energético, cumple perfectamente con esta función y eso, a su vez, ayuda a resolver dos de los mayores problemas a los que se enfrenta el sector de las renovables: el transporte y el almacenaje de la energía. Solo hay que pensar, por ejemplo, en la intermitencia de la energía solar. Con el hidrógeno verde, se puede almacenar cuando hay un excedente, de forma que se puede usar cuando sea necesario contar con un erfeurzo.
También se puede usar como materia prima en algunas plantas de fabricación, para descarbonizar sectores residenciales y/o de servicios o incluso impulsar la automoción. De hecho, las pilas de hidrógeno verde están empezando a ganar muchísima relevancia en el terreno del automóvil, sobre todo ahora que la conducción de coches eléctricos y/o híbridos poco a poco va eliminando los motores de combustión tradicionales.
Todo esto es lo que está haciendo que su nombre adquiera tanta relevancia ya no solo en el sector energético, sino prácticamente en nuestro día a día. En plena carrera por la sostenibilidad para proteger el planeta, el hidrógeno verde ha demostrado tener la fórmula perfecta para encajar en ese tipo de problemas que tanto se han dado dentro de las renovables y, por fin, permitir ver la imagen completa y sin complicaciones.
Huelga decir que este es un ámbito en continuo cambio y que es posible que surjan alternativas más eficientes y sencillas, pero, por el momento, este hidrógeno no contaminante y tan versátil de cara al trabajo energético se está posicionando como un pilar esencial sobre el que construir un futuro en el que se reduzcan las emisiones, se acabe con los problemas de contaminación y aboguemos por entornos mucho más protegidos y lejos de la polución.
Poco a poco se está extendiendo por más territorios, y es cuestión de tiempo que surjan nuevas aplicaciones y otras alternativas con las que seguir aprovechando las bondades del hidrógeno verde. Mientras tanto, ya es una clave.