Los protectores solares son una preocupación emergente tanto para la salud humana como para la conservación ambiental. Su regulación está en constante evolución y en gran parte es debido a los riesgos potenciales relacionados con los ingredientes que contienen.
Por lo general, las cremas solares consisten en una emulsión de aceite en agua en la que los principales ingredientes activos son filtros UV, incorporados en alta concentración.
Actualmente, los protectores solares se pueden clasificar en 2 grandes subgrupos: protector solar mineral con filtros UV como el óxido de zinc o dióxido de titanio, o de carácter químico como la oxibenzona, octocrileno o dioxibenzona entre otros.
Se ha debatido sobre los riesgos asociados con los filtros UV en relación con la salud y el impacto medioambiental. Después de la aplicación en la piel, algunos filtros químicos son potencialmente absorbidos y transportados por la sangre a lo largo de todo el cuerpo y otros, son liberados en el agua causando estragos al océano.
Algunos estudios confirman que varios filtros UV cuentan con la capacidad de alterar el sistema endocrino, lo que significa que afecta al normal funcionamiento de las hormonas. Estos compuestos pueden afectar tanto en la fecundación como en la reproducción, además de causar problemas como la endometriosis.
Asimismo, una vez que se elimina de la piel, ya sea mediante el baño o la limpieza, los filtros UV del protector solar se pueden liberar en ríos, lagos y aguas costeras.
Durante los últimos años la cantidad de filtros químicos que se pueden liberar al entorno marino ha cobrado interés ya que algunos estudios confirman los efectos nocivos que los filtros UV pueden causar en las áreas de los arrecifes de coral.
Efectos de los Filtros Químicos sobre el Océano
En 2017 se realizo un estudio de campo en tres playas de Marsella, a lo largo de la costa mediterránea francesa, para evaluar la liberación de filtros UV utilizados por los bañistas.
Además, también se realizó una encuesta social donde se analizó la asistencia de los bañistas, las cantidades y tipos de productos de protección solar utilizados y las frecuencias de baño.
Asimismo, se estudió la calidad del agua del mar para cuantificar los filtros UV minerales y químicos directamente liberados y recuperados.
Más del 75% de los 471 entrevistados informaron que se bañaban cada vez que iban a la playa, y el 68% usaba un producto de protección solar 2,6 veces en promedio.
A partir de estos datos, estimaron que un promedio de 52 kg / día de productos de protección solar se liberan posiblemente en el agua de baño de una playa a la que asisten 3000 personas diariamente.
El estudio reveló dos escenarios diferentes:
Si bien hasta el 49% de los filtros minerales utilizados por los bañistas pueden liberarse en el agua de mar, los filtros minerales se recuperaron mínimamente en el medio ambiente, muy probablemente debido a la absorción a través de la barrera cutánea o la fotodegradación parcial.
Sin embargo, de los 5 filtros químicos estudiados (dioxibenzona, oxibenzona, avobenzona, 2-etilhexil-4-metoxicinamato y octocrileno) se encontraron numerosas muestras de la oxibenzona, avobenzona y octocrileno en el océano.
Hawái y la prohibición de la Oxibenzona
Uno de los primeros países en prohibir algunos de estos ingredientes ha sido Hawái. Los arrecifes de coral que rodean Hawái son increíblemente valiosos, brindan protección costera contra las marejadas ciclónicas y la erosión, protegen los valiosos hábitats de peces y vida marina.
Según un estudio encargado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, los arrecifes de coral de Hawái tienen un valor de 33,57 mil millones de dólares.
Los hawaianos esperan proteger todo ese valor prohibiendo la venta de protectores solares que contienen los químicos oxibenzona y octinoxato, que según las investigaciones pueden hacer que las larvas de coral dejen de nadar, cambien de forma y finalmente mueran.
Se ha demostrado que la oxibenzona es un disruptor endocrino, lo que hace que las células epidérmicas externas de las larvas de coral se conviertan en esqueletos en la etapa incorrecta de su desarrollo.
Los corales que están estresados por el calor o el dióxido de carbono, o sustancias químicas como el protector solar, pierden las algas coloridas que les ayudan a obtener nutrientes de la fotosíntesis.
Este proceso se conoce como blanqueamiento y, a medida que los corales blanqueados se vuelven blancos, los hace vulnerables a enfermedades, formas nocivas de algas y la muerte.
Según algunas estimaciones, los efectos combinados del cambio climático y otras actividades humanas han matado aproximadamente a la mitad de los arrecifes del mundo en los últimos 30 años, y es posible que para 2030, el 98% de los arrecifes del mundo estén expuestos a condiciones que pueden matarlos.
Jérôme Labille, Danielle Slomberg, Riccardo Catalano, Samuel Robert, Marie-Laure Apers-Tremelo, Jean-Luc Boudenne, Tarek Manasfi, Olivier Radakovitch. Assessing UV filter inputs into beach waters during recreational activity: A field study of three French Mediterranean beaches from consumer survey to water analysis. Science of The Total Environment. Volume 706. 2020. 136010. ISSN 0048-9697. doi.org/10.1016/j.scitotenv.2019.136010.
Richard C. Bishop, David J. Chapman, Barbara J. Kanninen, John A. Krosnick, Bob Leeworthy, and Norman F. Meade. 2011. Total Economic Value for Protecting and Restoring Hawaiian Coral Reef Ecosystems: Final Report. Silver Spring, MD: NOAA Office of National Marine Sanctuaries, Office of Response and Restoration, and Coral Reef Conservation Program. NOAA Technical Memorandum CRCP 16. 406 pp.