La chatarra tecnológica, el gran desafío del siglo XXI

Mucho ha llovido desde que comenzase la revolución industrial. El mundo actual no era ni siquiera soñado por las generaciones anteriores. Sin embargo, no todo es progreso y bonanza, la sociedad occidental vive el mayor reto medioambiental de la historia, pues su estilo de vida es responsable directo de los grandes males que sufre el planeta de contaminación y abuso de los recursos naturales

Cada época hace que la sociedad se enfrente a sus propios desafíos. El progreso no está exento de retos, nuevos avances implican cambios y adaptaciones en el plano social, cultural y conductual. No se vive igual que hace 100 años, y pocos querrían volver a una época pasada y prescindir de los actuales “lujos”, esos avances tecnológicos que se han democratizado y disfruta toda la población. Si embargo, cada paso que se da tiene un precio a pagar y si no se cumple, llegan los problemas, en este momento, el más grande de todos es que el planeta se ha convertido en un gran vertedero.

 

Acumulación de chatarra

Algunos de las principales dificultades que vive la sociedad actual es la sobreexplotación de los recursos, la contaminación, el calentamiento global y, por supuesto, la obsolescencia programada. El consumo no debe parar y los productos tecnológicos que lanzan a mercado han de tener fecha de caducidad para que la producción de cada industria no se detenga.

Como resultado, el planeta se está convirtiendo en un vertedero. Es más importante que nunca apostar por el reciclaje de chatarra en todas sus áreas, por la reutilización de los residuos industriales, la chatarra tecnológica y todos los materiales en general apara que tengan una segunda vida, y si se puede una tercera.

Reciclaje y sostenibilidad; las chatarras

El reciclaje en todas las áreas, desde el que se hace en casa, separándolos residuos en los distintos contenedores, hasta el que se realiza con la segunda vida que se les da a algunos objetos, cumplen una función esencial en un mundo que no hace más que acumular desechos.

Si embargo, desde hace ya algunos años, el punto de mira dentro del reciclaje se encuentra en la chatarra. La reutilización de estos materiales se ha convertido en un proceso vital dentro de la conservación del medio ambiente y su sostenibilidad. Por este motivo, debe aplicarse una normativa y procesos adecuados de reciclaje a todos los ámbitos en mayor o menor medida.

La industria automovilística, electrónica, la construcción… tienen que implementar el reciclaje y reutilizar la materia prima para evitar la sobre explotación de los entornos naturales y contribuir a la preservación del medioambiente, y es que, la acumulación de chatarra acaba contaminado el agua de los ríos, los mares, y destrozando los ecosistemas en general.

Una de las principales ventajas del reciclaje de algunos metales, como el aluminio, es que la cantidad de veces que se puede reciclar es ilimitada. Otro inconveniente que presenta el reutilizamiento de chatarra es que no se trata de un reciclaje de carácter individual que cualquier ciudadano, con conciencia ecológica, pueda llevar a cabo desde su casa.

En este sentido, y aunque cada día hay una mayor conciencia global sobre la necesidad de cuidar el medio ambiente, se necesitan espacios especializados, chatarrerías, plantas de reciclaje… su función es vital. Solo para que los lectores se puedan hacer una idea, reciclar una lata de refresco no solo supone que esta no acabará flotando en las aguas de un río o el mar, sino que, además, conlleva el ahorro energético que necesita un televisor para funcionar durante tres horas, a lo que habría que añadir los gastos y contaminantes propios de la minería, para obtener la materia prima de esa lata.

Metales que más se reciclan

El acero es el metal más común de entre los que se reciclan. Es muy abundante en los desechos que llegan a las chatarrerías, por ejemplo, en los automóviles viejos, los electrodomésticos, así como en los deshechos que viene de las obras industriales.

El aluminio es otro de los metales que más se recicla. Las latas de bebidas son claros ejemplos de objetos cotidianos elaborados con este material y que se llevan para recuperar y fabricar otros envases. Otros metales reciclables son el cobre, el latón, el bronce, el oro, la plata, el plomo, oro…, aunque implican un mayor consumo de energía en el proceso.

Principales beneficios de reciclar metales

La importancia de reciclar metales puede verse en los múltiples beneficios que tiene sobre el medio ambiente, y por tanto, sobre la calidad de vida de los habitantes de este planeta. Destaca el ahorro de agua y energía que implica en relación a trabajar el mismo metal desde su origen.

Este ahorro energético se ve reflejado en la mejora de la calidad del aire, reduciendo notablemente su contaminación eliminando parte de las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto es un dato vital por la problemática derivada del cambio climático, tan acuciante que se está viviendo actualmente.

Por otro lado, desciende la cantidad de residuos que acaban siendo incinerados, lo que hace que disminuyan las sustancias tóxicas y peligrosas vertidas al aire.

Por último, el beneficio más evidente es la reducción de los residuos de chatarra que acaban en vertederos, ocupando una buena parte del planeta y que sigue aumentando cada día. Parte de estos residuos, al no ser gestionados de forma apropiada, acaban contaminando el agua, la tierra y el aire.

 

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