Calentadores y termos eléctricos, ¿Cómo usarlos de manera eficiente?

Una manera de aplicar la energía eléctrica es en el calentamiento del agua a través de
instrumentos específicamente diseñados para ello como calentadores y/o termos. Este tipo
de energía es de gran utilidad en edificios que no disponen de gas natural para la obtención
de calor. Generalmente estos aparatos eléctricos son usados de manera individual por cada
casa o establecimiento.

Es la denominada resistencia eléctrica la que permite el calentamiento del agua y por la cual
circula la corriente eléctrica. Dicha corriente eléctrica en circulación continúa en movimiento
hasta que el agua se calienta lo que desea el usuario. Este es un proceso que puede llegar
a tardar varias horas. Cuando el agua alcanza la temperatura deseada, se desconecta y se
conecta intermitentemente la corriente eléctrica utilizada para calentarla, de manera que
siempre se mantiene alrededor de esta temperatura deseada. La capacidad máxima de
estos depósitos de agua para uso casero son 150 litros, mientras que el mínimo son 15. En
caso de que la necesidad sea mayor o más frecuente, se utilizarán los denominados termos
de doble depósito. Estos termos tienen una mayor eficiencia al poder disponer de agua
caliente con mayor rapidez.

Mientras que los termos necesitan de un depósito para calentar el agua, los calentadores
instantáneos pueden calentar el agua cuando esta pasa a través del calentador. Si bien sólo
se utilizan cuando la demanda de agua es menor, necesitan mucha más potencia para
poder calentar el agua tan deprisa. Por el contrario, son mucho más pequeños que los
termos ya que no precisan de un depósito. La parte negativa de estos aparatos viene por la
potencia contratada que se necesita para que funcionen. Por ejemplo, un calentador
instantáneo con caudal de 14 litros/minuto puede demandar alrededor de 24 kW de potencia
eléctrica. Las diferencias entre los diferentes termos pueden darse en su orientación (que
puede ser horizontal o vertical), el material del que estén hechos, su tamaño y sus
especificaciones técnicas.

Para poder satisfacer las necesidades de agua caliente básica de una familia de 4 personas
se necesitaría un termo con una capacidad de entre 100 y 150 litros. A pesar de ello,
existen dispositivos que pueden regular su uso y reducirlo para un menor gasto como, por
ejemplo, un perlizador o un aireador colocado en los grifos. Con estos dispositivos se podría
instalar un termo cuyo depósito tuviera una menor capacidad. El aireador, por ejemplo,
ayuda a reducir el consumo de agua mezclándola con aire.

El aislamiento de los termos es un aspecto clave a la hora de reducir las pérdidas de calor y,
por tanto, de la eficiencia. A mejor aislamiento del depósito en el que se calienta el agua
menor será la pérdida de calor y por lo tanto menor la energía necesaria para mantener la
temperatura. Otro punto clave es la denominada resistencia eléctrica en la cual intervienen
diferentes materiales. En zonas geográficas en las que el agua tiene mucha cal, o agua
dura, es recomendable el uso de termos con resistencias cerámicas envainadas mientras
que en zonas con aguas cuya concentración de cal es menor, es recomendable la
resistencia de acero inoxidable (cuya eficiencia es mucho mayor en estos casos).

A parte de estos dos puntos importantes, otros tecnicismos importantes serían:

– Una válvula encargada de controlar la presión del agua.
– Un instrumento para la seguridad térmica, como protección contra el
sobrecalentamiento.
– Un mecanismo anticorrosivo para atraer la cal.

Ambos instrumentos (termos y calentadores) tienen una etiqueta que marca su calificación
energética. Dicha calificación energética viene marcada de mayor a menor, desde la A+++
hasta la G. El uso eficiente de estos aparatos suele ir acompañado de un programador
horario que ajusta su uso sólo a aquellas horas del día en el que el agua caliente es más
necesaria, estrechando lo máximo posible dicha franja horaria. El programador horario
también tendrá en cuenta las horas del día en las que la tarifa eléctrica sea más barata,
para una optimización del uso y un menor coste

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